Esta
película es un verdadero despropósito. Transforma una obra literaria fantástica de Stephen King,
que contiene unos trasfondos morales y una potencia dramática increíble, en la
típica película básica de terror con clichés y sustos fáciles. El film
cuenta la historia de una pareja con dos hijos pequeños que se traslada a vivir
a una zona rural. Cerca de su casa hay un cementerio de animales con
misteriosos poderes que se plantearán en utilizar cuando comiencen a suceder
desgracias.
La
película está tratada con la estrategia de jump scares (sustos), y se aleja de
los aspectos importantes, que son los traumas y anhelos de los personajes y los
contrastes entre felicidad y desgracias. Es complicado empatizar con los
personajes debido a la forma en la que están contadas las cosas, no hay tiempo
para una reflexión profunda porque entre flashbacks y sustos tontos no hay
manera de tomarse en serio el film. Los momentos de tensión se exageran tanto
que eliminan la tensión. Ah, y se podría decir también que el mejor actor es el
gato.
El
director es como un señor amable que avisa a tu abuela de que va a venir un
susto:
-
Señora, prepárese, eh, que viene el susto.
-
Sí, sí.
-
¿Se da cuenta como el protagonista acerca la mano tan lentamente? ¿Se fija como
hemos quitado la música de fondo que había?
-
Ay, qué miedo, hijo.
-
Prepárese, eh, que ahora subimos la música.
*Una
mano agarra el brazo del hombre y suena música muy fuerte*
-
Ayyyy, gracias, zagal, así da gusto ver películas de miedo.
El
terror no está en lo que les sucede a los personajes, está en los elementos extras visuales y
sonoros. Estos elementos deberían ayudar a contar la historia, pero no deberían ser lo principal.
La historia se queda en segundo plano y se traslada la importancia a dichos momentos
de tensión forzada. Hay hasta una escena con un jump scare provocado por un
camión dentro de un armario. Es que no nos podemos tomar en serio esta
película, lo sentimos.
El
montaje es un verdadero desastre. Se supone que el montaje del cine de
Hollywood suele ser “invisible”, pero en este caso chirrían muchas cosas y toma
protagonismo negativamente.
El
montaje se hace redundante en varios casos, me explico: cuando acaba de pasar hace
escasos segundos algo horrible en la vida del personaje que está en pantalla no
es necesario volver a mostrar con flashes rápidos lo que está pensando el
personaje mientras está en silencio, ya sabemos que está pensando en eso, le
acaba de suceder ahora mismo. Esto sucede en múltiples ocasiones. Deberíamos
poder unirnos al actor en ese dolor, empatizar con el personaje solo con verlo
sufrir en silencio, deberíamos sufrir y dudar con él, pero los fragmentos de
flashbacks fugaces elimina todo el dramatismo.
La
fotografía le da un tono oscuro a la cinta que podría haber resultado
interesante, pero al final con los demás elementos tan pobres acaba por
resultar indiferente. El diseño de sonido realiza el estereotipo de películas
de terror: crear atmósferas concretas, subir y bajar música para los jump scares
e introducir susurros (a destiempo, en este caso)
En
resumen, esta película es un despropósito que no hace justicia a la obra de Stephen
King. Se han utilizado erróneamente los elementos de terror, lo que provoca
estar pendiente de otras cosas y te hace olvidar lo importante, el drama humano
que se esconde tras todo lo que sucede. No la recomendamos en absoluto. Nuestra
calificación de esta película es un 3.
Ahora
vamos a habla de ciertos aspectos que contienen SPOILERS. Estáis avisados,
SPOILERS:
Me
da mucha pena que el personaje de la hermana enferma se haya tratado de esta manera
tan ridícula. En la película de 1989 era lo que más impresión daba y más mal cuerpo
te dejaba. En esta versión entre que la muestran con fragmentos cortos de flashback
y que está esa escena ridícula en la que se cae por el montaplatos acaba siendo
algo anecdótico. Pensábamos que con la mayor capacidad de maquillaje y
caracterización realista, junto a los efectos especiales de la época actual podría
ganar a la película anterior, pero nos equivocamos.
También
se eliminan los contrastes de felicidad plena y risas previos a la muerte de la
niña. No se produce mucho contraste y pierde potencia porque no parece que se
lo estén pasando muy bien, la niña está triste. Pero entendemos que esto era
necesario para justificar que vea al gato y se coloque en mitad de la
carretera. Pero de esta manera el choque dramático con el contraste no afecta
tanto al espectador.
Lo
de los niños en procesión con máscaras sobra muchísimo. Parece una excusa para
hacer escenas de la niña resucitada con máscara entrando en casa como si fuera
una película de home invasión para que dé más miedo (cosa que no consiguen). Hay
un momento en que la niña se levanta la máscara de gato y tiene la cara de la
mujer del viejo.
Hay
una escena en la que la mujer abre la puerta del armario del baño que tiene un
espejo y… ¡sorprendentemente no hay nadie detrás suya! Aunque bueno, luego lo
abre y está el montaplatos y se le cae la hermana en la cabeza. No sé qué es
peor, la verdad.
Ah,
y en la escena del gato resucitado escondido en el armario ya me dirás como ha
cerrado el gato el armario desde dentro.
Ahora
las cosas positivas, que no todo va a ser malo:
Los
guionistas juegan muy bien con la escena de la muerte del viejo, porque en la
película de 1989 el niño le clavaba en el tobillo un bisturí. En este caso, el
hombre cree que la niña está debajo de la cama y nos muestran un plano del
tobillo del hombre al descubierto, pero no hay nadie debajo de la cama. Más
adelante, bajando las escaleras, la niña sí le clava el cuchillo en el tobillo.
Es un recurso ingenioso que crea simpatía en el público que ya conocía la obra.
La
muerte de la niña es totalmente inesperada y es otro de los puntos positivos de
esta versión de Cementerio de Animales. Está bien que cambien cosas en los
remakes. El problema es que la dirección, el guión y el montaje en este caso son
extremadamente pobres. Es más duro si muere el bebé, ya que el ataúd pequeño
crea más impresión, pero no está mal esta decisión, punto positivo, no todo va
a ser malo. La escena del atropello está bien lograda, sorprende y descoloca al
espectador que ha leído el libro o ha visto la otra película.
Y
para finalizar, el final está bien, la secuela se podría llamar “Tres zombies y
un biberón”.
¿Habéis
visto Cementerio de Animales? ¿Qué os ha parecido? Podéis dejar vuestra opinión
en los comentarios.
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